lunes, 2 de enero de 2012

Soria, el peronismo y el poder real


La reivindicación que hicieron los gobernadores peronistas del difunto Carlos Soria viene a esconder una riña política que es parte de los tires y aflojes del actual esquema de gobierno. “No podía creer este trágico desenlace. Lamentamos mucho la pérdida de un gran trabajador de la política, un luchador, un gran peronista” dijo Scioli. Para el Gallego se fue un amigo: “Con Carlos Soria compartimos tres décadas de compañerismo y amistad. Fue un luchador de fuertes convicciones”. El lobbista de las mineras, José Luis Gioja, también lo recordó como “un compañero y un verdadero amigo”
Para los “gobernas” es necesario reivindicar la trayectoria “militante” de viejo cuño en el peronismo, tan atacada por la llamada “izquierda kirchnerista”. En este aspecto, rememorar al difunto es parte de la pelea al interior de la coalición gobernante.
Pero al mismo tiempo, hay una reivindicación de una figura del orden. Para quiénes quieran lujo de detalles, este video que me pasó el amigo Fernando Rosso abunda en ellos.
Jefe de la SIDE bajo Duhalde, responsable intelectual de los asesinatos del Puente Pueyrredón, Ministro de Justicia de “Tachuela” en sus últimos años como gobernador, defensor del accionar policial en la masacre de Ramallo y, para que no falte nada, comensal del genocida nazi Erich Priebke.
Soria fue un funcionario central en el esquema represivo de los gobiernos de Duhalde, tanto en el provincial, como en el nacional. Un verdadero peronista de derecha que no tenía ningún prurito a la hora de proclamarlo. Podríamos decir entonces que se fue una de las encarnaciones del peronismo como partido del orden, una figura del verdadero “poder real”, que se aprestaba a seguir cumpliendo ese papel con el ajuste que acaba de votar la legislatura de Río Negro.

Kirchnerismo y aparato peronista: necesidades mutuas

A pesar de las denuncias contra Soria, CFK no tuvo problemas en recibirlo en la Rosada. Además sus ministros viajaron a Río Negro para hacer campaña por él en la elección a gobernador. Ese apoyo fue uno de los componentes que le permitió ganar por amplio margen en la provincia, recuperándola para el peronismo después de 20 años de gobiernos radicales.
Pero si Soria necesitó del caudal de apoyo popular de CFK, ésta al mismo tiempo necesitó (y necesita) a los gobernadores como Soria y al aparato del viejo peronismo para gobernar.
Daniel James sostiene en Resistencia e integración que “Las tensiones resultantes de ese legado ambiguo (del primer peronismo. NdR) fueron considerables. En último término podría decirse que la principal de ellas se centró en el conflicto entre el significado del peronismo como movimiento social y sus necesidades funcionales como forma específica del poder estatal” (Pág. 58. ED. Siglo XXI)
Si el kirchnerismo apareció como un movimiento disruptivo en la política nacional, fue en función la reconstrucción de la autoridad estatal golpeada por las jornadas de diciembre del 2001. Eso lo obligó a jugar, en cierta medida como “movimiento social”, tomando las banderas de los DDHH, cuestionando la legitimidad política de los años 90 y los ajuste neoliberales, ya derrotados por las masas en las calles.
Pero como “forma específica de poder estatal” no podía prescindir de los mecanismos que permitieron sortear la crisis del 2001 y darle continuidad a la dominación capitalista. Intendentes del Conurbano y gobernadores fueron parte de contener a las masas pobres, con la ayuda inestimable de los fondos del Banco Mundial destinados a los Planes Jefes y Jefas de Hogar. La burocracia sindical en todas sus alas impidió que la clase trabajadora pudiera dar una salida propia. Incluso le impidió intervenir de manera defensiva frente a los brutales ataques con los que se descargó la crisis. Las fuerzas represivas fueron un componente esencial, aunque con menor peso en este esquema por la crisis que atraviesan desde la salida de la dictadura.
Como señalamos acáMás allá de concesiones, compromisos y demagogia, el kirchnerismo se basa en el “poder organizado” que constituye al propio peronismo: la burocracia sindical, la burocracia política (barones del conurbano, gobernadores, etc.) y las fuerzas represivas. En los tres casos estos centros del poder real del peronismo son estrechamente dependientes del Estado burgués, desde ya las fuerzas represivas y la burocracia política, pero también la propia burocracia sindical, cuya fortaleza deviene justamente del carácter “estatizado” de los sindicatos. Esta es la gran verdad que ofusca a los intelectuales K”.
Los tibios ensayos políticos de la “transversalidad” y la “concertación plural” no pasaron de las gateras. Néstor y Cristina (Él y Ella), después de andar por los sinuosos caminos del progresismo, volvieron al bosque que más conocen y aprecian, el del aparato peronista, a pesar de la tragedia que eso significó para cierta intelectualidad que luchaba por construir “por fuera del peronismo”. Como le dijo Néstor a cierto “filósofo” (cuasi-semi K) "La política es no hacerle asco a nada".
Todo esto no significa que no exista ninguna tensión entre cristinismo y pejotismo. Al contrario, esto es lo que venimos discutiendo en distintos blogs. Pero la muerte de Soria y su relación con el cristinismo en los últimos meses ameritaban resaltar este aspecto.
El aparato peronista es central en el esquema de dominación capitalista en Argentina. En todo caso la pelea del cristinismo, con sus múltiples corrientes, es una pelea por apropiarse de “su” parte del aparato y dirigir (negociando, cooptando y extorsionando) al conjunto del mismo. Mientras la situación nacional se mantenga dentro de ciertos límites de estabilidad económica, los “triunfos parciales” de CFK serán posibles. Cuando la crisis internacional en curso golpee más abiertamente sobre el país, generando mayores consecuencias sociales, políticas y en el terreno de la lucha de clases, veremos agudizarse estas peleas. En esos momentos de agudización de lucha de clases, nuevamente se pondrá en escena la contradicción entre el peronismo en su forma de “poder estatal” y en su forma de “movimiento social”. Está de más aclarar que, en este enfrentamiento, el gobierno nacional cumplirá cabalmente su papel de partido del orden.

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