sábado, 2 de marzo de 2013

La Iº Internacional y su lugar en la historia (1º parte)


 Eduardo Castilla y Paula Schaller

 Publicado en La Verdad Obrera 512


Desde el inicio del capitalismo, la lucha de los trabajadores tomó, muchas veces, carácter internacional. Esto no es extraño porque el sistema capitalista es el primero que se extendió por todo el mundo. Como dijo Karl Marx hace más de 150 años, la burguesía crea un mundo a su imagen y semejanza, derribando la barrera de las fronteras nacionales. Ya en el Siglo XIX los trabajadores tuvieron que discutir cómo organizarse para evitar que los capitalistas usaran las divisiones nacionales para imponerles una mayor explotación. Por eso Marx y Engels terminan el Manifiesto Comunista con la consigna de “Proletarios del mundo entero, uníos”. El siglo XX mostró la necesidad del internacionalismo obrero en 1917, cuando la clase obrera conquistó el poder por primera vez y fue atacada por 14 ejércitos imperialistas. Era necesario que la revolución triunfara en otros países para que Rusia no quedara aislada. Hoy sigue siendo necesario el internacionalismo obrero, cuando el capitalismo abarca al conjunto del mundo, bajo la dominación de algunas pocas potencias imperialistas y el control de grandes monopolios económicos que se reparten el planeta mientras lo destruyen. Para dar un simple ejemplo, los trabajadores brasileños serían grandes aliados de los trabajadores argentinos si se desatara una lucha contra los monopolios de la industria automotriz con plantas en ambos países. La clase obrera construyó a lo largo de su historia organizaciones internacionales de lucha que sirvieron de punto de apoyo para la organización obrera y que luego sufrieron derrotas. Aprender las lecciones de esas grandes organizaciones que reunieron a los obreros más conscientes de todo el mundo en la lucha contra el capitalismo es el objetivo de la serie de notas que presentamos a continuación. Para los trabajadores, los jóvenes y los estudiantes que hoy empiezan a luchar y organizarse, es preciso aprender de estas enseñanzas para que sea la clase obrera la que triunfe.

La Iº Internacional o Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) nació el 28 de setiembre de 1864, en una reunión celebrada en Londres con delegaciones de trabajadores de Inglaterra, Francia, Alemania e Italia. La fundación de la AIT se dio después de un largo período de retrocesos, resultado de la derrota de las revoluciones de 1848-49, también llamada la “Primavera de los Pueblos”1. Eso había dado lugar a un período negro para los trabajadores en donde las organizaciones obreras eran perseguidas y sus dirigentes terminaban en la cárcel o en el exilio.
Desde fines de los años ‘50, la situación empezó a a cambiar por una combinación de factores. Por un lado las crisis económicas de 1857-58 y de 1863 golperaron con fuerza en todo el continente europeo. Estas dos crisis llevaron al inicio de protestas, movilizaciones y al surgimiento de un nuevo sindicalismo más combativo en Inglaterra. Además se desarrollaron acciones de solidaridad internacional, donde los sindicatos ingleses organizaron la ayuda a quienes pasaban hambre en Francia. Junto a la crisis, la Guerra Civil en EE.UU. conmovería a todo el continente. La simpatía de la clase trabajadora estaba del lado del Norte contra el Sur esclavista. A principios de 1863 el pueblo polaco se levantó contra la opresión que ejercía Rusia, donde reinaba el zar Alejandro II. Esta rebelión también despertó la simpatía de los pueblos y los trabajadores de Europa. En uno de los actos de apoyo a esa insurrección surgió la iniciativa de organizar a la clase obrera internacionalmente.

Las dos corrientes que se unen en la Iº Internacional

En este marco se fundó la Iº Internacional, que expresó la unidad de dos corrientes. Por un lado, las organizaciones sindicales inglesas, las más desarrolladas de todo el continente, lo que no es extraño porque Inglaterra era el país de mayor desarrollo capitalista. Junto a la organización sindical, existía una fuerte tradición de lucha por los derechos políticos de la clase trabajadora. Allí se había desarrollado el movimiento Cartista que en 1837 daría a conocer la Carta del Pueblo que incluía una serie de reivindicaciones políticas básicas2. No fue la bondad de los capitalistas sino las luchas que dieron esos trabajadores lo que permitió conquistar muchos derechos políticos que hoy siguen existiendo. Los ataques de los capitalistas empujaron a este sector a avanzar en la organización internacional. En un documento de 1863, los dirigentes ingleses decían: “Cada vez que intentamos mejorar nuestra situación por medio de la reducción de la jornada de trabajo o el aumento de los salarios, los capitalistas nos amenazan con contratar obreros franceses, belgas y alemanes, que realizarían nuestro trabajo por un salario menos elevado. Por desgracia, esta amenaza se cumple muchas veces”3. La solidaridad y la organización internacional eran necesarias para pelear por mejorar sus condiciones de vida frente a la división que imponían los capitalistas. Aún hoy, como hace 150 años, los empresarios dividen a la clase obrera para aumentar sus ganancias, empleando trabajadores inmigrantes por un menor salario.
La otra corriente estaba integrada por delegaciones de trabajadores de Francia y obreros de origen alemán, que se hallaban exiliados en Inglaterra luego de la revolución de 1848. Estos sectores, aunque eran más avanzados en sus ideas porque se proponían luchar por terminar con el sistema capitalista, eran más débiles en su organización. En sus países, el movimiento obrero estaba menos desarrollado y la revolución de 1848 había sido derrotada, algo que no ocurrió en Inglaterra. Marx se hallaba cercano a los obreros alemanes exiliados y, gracias a eso, participará en la Conferencia de fundación de la AIT y pasará a ser parte de la Comisión encargada de redactar los Estatutos y el Mensaje inaugural de la Internacional.

El papel fundamental de Marx

Marx logró que tanto en el Mensaje inaugural como en los Estatutos se mantuvieran las ideas más importantes formuladas en el Manifiesto Comunista de 1848: la necesidad de una organización independiente de la clase trabajadora, la pelea por la liberación completa en el terreno económico a la que sólo se puede llegar por medio de la lucha política, la necesidad de la unidad de los trabajadores de las distintas ramas económicas y de los distintos países para enfrentar al capitalismo4. Marx pudo hacer esto de forma tal que fuera aceptable para el movimiento obrero de ese momento, que estaba más extendido y desarrollado en todos los países, pero era menos consciente en cuanto a las ideas revolucionarias, luego de años de retroceso. Para Marx éste era el punto de partida para el posterior avance de la conciencia de los trabajadores. Precisamente esto permitió que la AIT expresara al movimiento obrero real que se venía desarrollando. Contra todos los intentos de imponer ideas que no fueran el resultado del proceso de luchas de los trabajadores, Marx y Engels dieron peleas para que la AIT englobara a todas las organizaciones reales del movimiento obrero.
De conjunto, la AIT cumplió dos funciones fundamentales: en primer lugar, permitió agrupar a todas las organizaciones obreras reales que existían en ese momento. Al mismo tiempo, ayudó a que las mismas avanzaran en una conciencia clara de sus objetivos. Esto último, como veremos en la segunda parte de esta nota, se hizo por medio de importantes luchas dentro de la Internacional.
1 Ver: “Revoluciones y procesos revolucionarios en los siglos XIX y XX” en La Verdad Obrera Nro. 142, 1/07/2004. Disponible en www.pts.org.ar.
2 Entre ellas se contaban el sufragio universal masculino, el voto secreto, el sueldo anual para un diputado y la abolición del requisito de tener una propiedad territorial para ser candidato. Estas últimas dos condiciones daban la posibilidad a los obreros de ser candidatos, sino les era imposible.
3 Marx y Engels, David Raizanov, séptima conferencia.
4 Ver los “Estatutos Generales de la Asociación Internacional de los Trabajadores” en www.marxists.org.

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