miércoles, 28 de agosto de 2013

Petróleo, represión y “fin de ciclo” (o nuevas escenas de menemismo explícito)




Eduardo Castilla
Si algo faltaba para confirmar las raíces profundas de lo que se ha definido, ya en muchas ocasiones, como fin de ciclo, era la durísima represión de este miércoles en Neuquén y el proyecto de reapertura del Canje de la deuda para los “Fondos Buitres”. Ambas medidas vienen a poner sobre la mesa la confirmación patente de que la entrega de las riquezas nacionales y la subordinación al capital imperialista, son la forma de “profundizar el modelo” por estos días. Ambas medidas son la confirmación del declive estructural del kirchnerismo y de sus enormes límites para recuperar la mística que supo envolver a franjas de la juventud. En este marco, la suba (temporaria) del mínimo imponible para el Impuesto a las Ganancias, puede proveer un poco de oxígeno, pero no frena las tendencias más profundas al agotamiento del “proyecto".
Es necesario aclarar que el kirchnerismo no hizo nunca gala de un antiimperialismo duro. Sin embargo, muchos creyeron ver materializada la “pelea por la soberanía” tanto en los discursos de Cristina en las sesiones de la ONU como en aquella “gesta” contra Bush en la Cumbre de Mar del Plata del 2005, cuando “enterrar” el ALCA era solamente tirar tierra sobre el cajón. Lejos de ello, la sanción de la Ley Antiterrorista o el acompañamiento de la misión de la MINUSTAH, mostraron el carácter esencialmente pro-imperialista del kirchnerismo.

Del acuerdo con Chevron…

La represión de este miércoles 28 de agosto, en las puertas de la Legislatura de Neuquén, llevada adelante por el gobierno provincial de Sapag para defender la aprobación del acuerdo secreto con  Chevron es una típica escena de menemismo. Seguramente escucharemos el falso silogismo de que el gobierno nacional no reprime la protesta social, sino que lo hace un gobierno provincial. Doble falsedad. El gobierno nacional ha reprimido ya en varias ocasiones la protesta social pero además, lo que se está garantizando la brutalidad de la policía neuquina (que ya tiene un herido con bala de plomo) es un acuerdo impulsado por el kirchnerismo. La represión en las puertas de la legislatura de Neuquén, es entonces, como se afirma acá, del gobierno nacional.
Este acuerdo (sobre el que ya escribimos antes) confirma la decadencia del esquema de explotación de los hidrocarburos. Como bien se explica en el Dossier Petróleo y política, de la revista Ideas de Izquierda nº2, la década del 90’ implicó un completo retroceso en los niveles de inversión en exploración, lo que conllevó una progresiva caída en la producción. Así Argentina pasó de autoabastecerse en 1989 a importar por cerca de U$15000 millones en el 2013. Bajo el kirchnerismo ese esquema no fue modificado. Lejos de eso, se mantuvieron los enormes beneficios de los que gozaban las multinacionales que explotaban el subsuelo del país. Esto es lo que explica el enorme declive de la producción y la ausencia de inversión por parte de las empresas imperialistas. Repsol era sólo una de las “perlas negras” de este esquema. PAE, donde Chevron interviene en el capital accionario, tiene precisamente el mismo patrón de funcionamiento.
La nacionalización del 51% de las acciones de YPF, presentada con bombos y platillos, demostró rápidamente sus limitaciones. Poco más de un año tardó la realidad en aterrizar sobre el territorio kirchnerista. El acuerdo con Chevron, basado en concesiones realmente escandalosas, evidencia los límites que señalamos antes. Sólo acudiendo a la explotación de los recursos no convencionales (para los cuáles necesita tecnología avanzada y amplios recursos)  se podía atraer al capital extranjero para hacer las inversiones que permitieran “salir del pozo” en el que se halla la producción. Esas condiciones estructurales son las que empujaron a este acuerdo leonino con la multinacional norteamericana. Acuerdo del que incluso tienen que ocultar las cláusulas para impedir que el descontento y el repudio sean mayores.
Así, la lucha por la soberanía energética culmina en la represión a las organizaciones de trabajadores, mapuches, estudiantiles y a organismos de DDHH junto con acuerdos secretos con empresas norteamericanas. Suponemos que estamos “autorizados” a llamar a esto Noventismo

…al acuerdo con los Fondos buitres

La otra gran muestra de entrega nacional de esta semana la dio el anuncio de la reapertura del Canje de la deuda para los bonistas internacionales que no entraron en los anteriores. Distintos analistas afirman que se trata de una maniobra destinada a dar una señal a la Corte Suprema de EEUU para intentar revertir el fallo de la semana pasada. Pero lo esencial, sea ese el objetivo o sólo evitar el Default acordando con esos acreedores, es que se trata de una clara muestra de conciliación hacia el capital financiero internacional.
De ahí que CFK haya “confirmado” lo que, desde la izquierda, venimos señalando desde hace años: que este gobierno, lejos de la defensa de la soberanía nacional, mantenía los pagos de las Deuda Externa como en los ‘90. Como reseñó el diario  Página12 CFK consideró que el fallo "es un poco injusto con Argentina y toma argumentos del Financial Times, que nos condena porque dice que Argentina es un deudor recalcitrante". Argumentó que el país pagó "desde el 2003 hasta la fecha 173.733.000 millones de dólares" y dijo que "más que deudores recalcitrantes, somos pagadores seriales". Si esto es “comprar soberanía”, no imaginamos a qué se parecerá la entrega del patrimonio nacional. Así, aquellos fondos buitres “con los que nunca negociaremos” acaban de convertirse en “apenas una ínfima minoría” con la que se puede abrir una nueva instancia de negociación que permita evitar una crisis con los mercados internacionales.
Ambas cuestiones vienen a poner de manifiesto los profundos límites del kirchnerismo, como expresión política de la clase dominante, para modificar profundamente la estructura semicolonial del capitalismo argentino. 

Entrega y represión…como en los 90’

Asistimos a una reedición abierta de las formas políticas menemistas, donde la entrega de la riqueza nacional se combina con el fortalecimiento del aparato represivo del estado. Esta política busca garantizar una profundización de la represión de la protesta social. La designación de Marambio al frente del SPF es la confirmación plena de que la designación de Milani como Jefe del Ejército, no fue un “error de cálculo” sino una política calculada para fortalecer el aparato represivo con “hombres experimentados”. Demás está decir que no hubo, en diez años de gestión K, una limpieza profunda de las fuerzas policiales o las fuerzas armadas y que miles de represores que actuaron durante la última dictadura, revisten aún en sus filas.  
La operación política kirchnerista nos hace recordar, salvando las muchas diferencias posibles, cuando Perón rehabilitó a Villar y Margaride en el año 73’. Cuando la dirigencia Montonera le “recordó” al viejo líder que eran dos terrible represores, Perón, sin dudarlo, respondió “pero son buenos policías”. Lo mismo podrá decir el kirchnerismo sobre Milani y Marambio: son buenos reprimiendo (y espiando).
Frente a esta dura represión y al acuerdo entreguista que está llevando adelante el gobierno nacional es necesaria la más amplia movilización. La salida está verdaderamente en las calles. Las enormes movilizaciones en Neuquén, cercanas a las 5000 personas, muestran el enorme repudio en esa provincia. La denuncia permanente que realizó Raúl Godoy desde la banca del FIT fue además un aporte importante para deslegitimar este acuerdo. Pero la movilización debe recorre todo el país. En Córdoba, esta mañana, realizamos un corte en uno de los puentes de acceso al centro de la ciudad de Córdoba contra el acuerdo y en estos momentos volvemos a movilizarnos. Por estas horas también nos estamos movilizando en Capital Federal y seguramente en otras ciudades del país. 
Las organizaciones de trabajadores tienen la obligación de tomar esta pelea en sus manos, como lo hacen ATEN y el SOECN en Neuquén. Los trabajadores no pueden ser ajenos a estos reclamos. Pero además, los organismos de DDHH que repudian la represión y la impunidad deben pronunciarse claramente y ser parte de quiénes se movilicen contra la entrega de la riqueza nacional.  

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