miércoles, 26 de febrero de 2014

Cuando El Orden reinó en Córdoba…. A 40 años del Navarrazo





La dirección ha fracasado. Pero la dirección puede y debe ser creada de nuevo por las masas y a partir de las masas. Las masas son lo decisivo, ellas son la roca sobre la que se basa la victoria final de la revolución. Las masas han estado a la altura, ellas han hecho de esta "derrota" una pieza más de esa serie de derrotas históricas que constituyen el orgullo y la fuerza del socialismo internacional. Y por eso, del tronco de esta "derrota" florecerá la victoria futura.
"¡El orden reina en Berlín!", ¡esbirros estúpidos! Vuestro orden está edificado sobre arena. La revolución, mañana ya "se elevará de nuevo con estruendo hacia lo alto" y proclamará, para terror vuestro, entre sonido de trompetas"
Rosa Luxemburgo




Guillermo Torrent


Durante estos días se cumplen 40 años del golpe de estado realizado por la Policía provincial conocida como “La Sombra Azul” junto a los sectores de la llamada ortodoxia peronista, el ala derecha del movimiento, que incluía a la burocracia sindical y a los sectores del viejo aparato del Partido Justicialista. Derrocaron al gobierno del “ala izquierda” del peronismo, encabezado por Obregón Cano, un dirigente que no se podría llamar particularmente revolucionario, ni siquiera combativo, quien era secundado por Atilio López, dirigente de la UTA, uno de los protagonistas del Cordobazo. El Negro López fue asesinado pocos meses después en Buenos Aires por la Triple A. Recordemos que Antonio Navarro, había sido nombrado como Jefe de la Policía provincial por el propio Obregón Cano.
La iglesia, la burocracia y los empresarios celebraron profusamente ese día.
La caracterización tradicional sobre la política de la provincia es la de una Córdoba de los extremos. La misma está basada en las relaciones existentes entre las clases “fundamentales” de la provincia. Mientras algunas veces primaron los elementos de derecha, reaccionarios o conservadores, otras veces ha sido la punta de lanza de los movimientos progresistas o revolucionarios, las muchas veces idealizada “Córdoba Rebelde” que llega a incluir al fundador de la ciudad, ¡un conquistador español!, quien se “rebeló” contra las órdenes de sus superiores y por ello fue decapitado.
Si en 1810 fue la cuna de la contrarrevolución que no logró contagiarse al resto del, por entonces en disolución, virreinato del Río de la Plata, en 1955 se convirtió en la avanzada de la Revolución Libertadora mejor conocida por los trabajadores y el pueblo como la “Fusiladora”. Aún hoy se pueden ver en algunas plazas monolitos homenajeando a los “mártires de la Libertad” que no son otros que pilotos que bombardearon la Plaza de Mayo en Junio del ‘55 asesinando a centenares de personas.
El Navarrazo, fue conocido también como el contra-Cordobazo, ya que llegó con la intención de cerrar a sangre y fuego el periodo revolucionario abierto en Mayo del `69.
Córdoba se había convertido en la capital de la revolución, honor que compartía con otras ciudades a lo largo de la historia, como Petrogrado, Turín o Barcelona. De hecho los equipos de dirección de gran parte de las organizaciones que se reivindicaban revolucionarias en la época estaban instalados en nuestra ciudad.
En 1918, durante la Reforma Universitaria se expresaron de forma “hegemónica” las nuevas clases medias que si bien habían tomado protagonismo dentro del estado nacional,  todavía veían como la vieja oligarquía junto a la iglesia, mantenían como feudo propio a la universidad. El movimiento obrero que venía dando, y daría, enormes peleas, por sus direcciones abstencionistas en la lucha política contra el estado, se vio encorsetado y jugó un rol importante en los hechos, pero secundario a la hora de imponer las consignas y el programa de este gran movimiento.
A partir del Cordobazo la ecuación se invirtió. El movimiento estudiantil que en el ´55 había sido completamente gorila, formando los comandos civiles que perseguían a los trabajadores que resistían el golpe militar, a partir de la experiencia que hizo con los gobiernos surgidos de la proscripción del peronismo y el surgimiento de una Nueva Izquierda, a la luz de fundamentalmente la Revolución Cubana, entre otros hechos, buscó una alianza con el Movimiento Obrero, esta vez sí, bajo un programa de la clase trabajadora, con demandas propias de ellos, buscando lograr su hegemonía como clase que se convierta en caudillo del pueblo oprimido.
La particularidad del proletariado cordobés, radicaba en combinar una clase “joven” de primera o segunda generación de trabajadores urbanos, por lo general descendiente de campesinos empobrecidos o peones rurales, con una alta especialización que requería ser parte de las industrias de punta de esa época. A la par de ellos, y como consecuencia de, también se desarrollaba una importante renovación en el sistema de energía, indispensable para el funcionamiento de los grandes establecimientos industriales.
El Navarrazo fue la avanzada de la reacción en Argentina, y estuvo amparado por el propio Perón, que llevaba tan sólo 4 meses en el Gobierno. Luego del golpe, bajo las intervenciones federales, se conformaron varios comandos civiles, el más conocido de ellos el “Libertadores de América”, verdaderos escuadrones de la muerte paramilitares que combinaban a miembros civiles, reclutados entre los matones de la burocracia sindical, el aparato del Partido Justicialista, lúmpenes varios, con policías en actividad y retirados, junto a miembros del 3er. cuerpo de Ejército que actuaban a veces en las sombras, otras veces a plena luz del día al frente de todos. Se vivió un régimen de terror, anticipando lo que viviría el país dos meses antes, y que incluyó asesinatos, desapariciones, secuestros, atentados, allanamientos de locales partidarios y sindicales, etcétera. Se vivió una verdadera noche negra el 10 de Junio de 1974, donde fueron tomados simultáneamente los locales del PST, del PC, y de Luz y Fuerza. Tan bien fue notorio, en el año ‘75, el exterminio casi por completo de la familia Pujadas, quienes habían tomado protagonismo en la denuncia de los fusilamientos de Trelew del año `72 donde cayó uno de los miembros de la familia.
El proletariado cordobés había dado grandes demostraciones de fuerza. No sólo había producido junto a los estudiantes la gran insurrección urbana que fue el Cordobazo, si no que protagonizó otras jornadas similares como el Ferreyrazo o el Viborazo en 1971.
Eran habituales las huelgas con toma de fábricas que eran portadas de los diarios nacionales. Surgían direcciones sindicales que enfrentaban a la burocracia peronista, la mayoría de ellas ligadas a los que se llamaba la “nueva izquierda” una categoría un tanto flexible que incluía entre otros a Maoístas, Guevaristas, Operaístas y, por qué no, al “Peronismo Marxista”. Se destacaban por sobre todo los sindicatos clasistas de Fiat Concord (SITRAC) y de Materfer (SITRAM), donde partidos trotskistas como el PST o Política Obrera influenciaban a miembros de la directiva y militantes de base. Junto a esto se logró la recuperación del SMATA en una lista encabezada por Rene Salamanca del PCR.
Hasta ahora queda poco claro el nivel de organicidad de la relación entre Agustín Tosco y el Partido Comunista, aunque sí está claro que el PC tenía varios miembros en la directiva de Luz y Fuerza y lo había convertido en un bastión.
El movimiento estudiantil era un verdadero hervidero, había mucha ebullición y discusión política, surgían agrupaciones en cada colegio o facultad, que se dividían, fusionaban o sumaban a organizaciones más grandes de acuerdo a los debates de las estrategias, ya sea la guerra popular prolongada, el foquismo, el reformismo o la insurrección popular con huelga general. Aunque lejos del estudiantilismo la mayoría tenía en común que buscaba dirigirse hacia el movimiento obrero.
Quien más peso tenia por “arriba” era la llamada Tendencia Revolucionaria del peronismo que incluía a Montoneros y la Juventud Peronista quien ubico a varios ministros en el gobierno de Obregón Cano. Muchos testimonios de la época señalan que como fracción política, a diferencia de lo que pasaba en el resto del país no constituían una clara mayoría por “abajo”.
Obregón Cano y la Tendencia Revolucionaria, ni siquiera resistieron la asonada policial, confiaban en que Perón intervendría a favor de ellos, y fue el propio general quien legitimó este golpe de estado nombrando a Brunello, un político catamarqueño de la derecha peronista como interventor federal.
Estamos lejos de afirmar que el Navarrazo significara la derrota del movimiento surgido desde el `69, ni siquiera en Córdoba, que volvió a tener protagonismo en las jornadas de Junio y Julio del `75, pero dentro de un movimiento mucho más extendido que incluía las coordinadoras fabriles y mayor centralidad obrera tanto en Zona Norte, Villa Constitución o La Plata. Tampoco buscamos hacer una historia contra fáctica, pero si corresponde un balance sobre las direcciones del movimiento de masas, que así como dejaron pasar el golpe policial se quedaron paralizadas frente al golpe de Marzo del `76. Ya vimos como Montoneros dejo pasar pacíficamente sin combatir ni resistir a Navarro y sus secuaces, en tanto el PRT ERP respondió con una lucha de aparatos, totalmente por fuera de las masas con acciones descolgadas, por ejemplo tomando la fábrica militar de Villa María. El mayor ataque contra la policía fue recién un año y medio después, y se trato de un ataque al cabildo en pleno centro de la ciudad, donde funcionaba la jefatura policial, un día de semana poco antes del mediodía. 
Tosco, luego de haberse negado a enfrentar a Perón en las elecciones del `73, e incluso que llamara a votar al FREJULI a nivel provincial, señalaba la creciente “fascistización” de la policía, pero en vez de preparar medidas de autodefensa, se limitaba a notas y solicitadas denunciando esta escalada. Luego del golpe se vio obligado a pasar a la clandestinidad, donde dirigió Luz y Fuerza en la resistencia.
El PCR se mantuvo, por decirlo de alguna forma, neutral ante los hechos. Estaba en el  paso del ultra izquierdismo en 1973 con la consigna “¡Ni golpe Ni elección! ¡Insurrección!” a la subordinación total al gobierno de Isabel y López Rega. Directamente jugó un rol carnero en las jornadas de Junio y Julio, acusaron a la huelga general como golpista. Es conocida la anécdota de René Salamanca que se retira de una asamblea de Renault, contrariado luego de haberla perdido, diciendo, “no entiendo a mis compañeros, cambian a un gobierno por un aumento de sueldo”.
En tanto los clasistas, influenciados en su primera etapa por el PRT y los otros maoístas de Vanguardia Comunista también tuvieron una posición sectaria ante el proceso electoral y llegaron bastante debilitados a Febrero del `74, con la mayoría de sus dirigentes despedidos, fuera de las fábricas y alejados de su base. Recordemos que la derrota de esta experiencia sólo se pudo dar con el Ejército y sus tanques rodeando la fábrica y dispuestos a todo.
El PST, con mucha menor influencia tampoco pudo ser alternativa. Como se verá inmediatamente después del Navarrazo, tuvo una política ambivalente que terminó depositando confianza en un acuerdo con los partidos patronales de oposición para frenar a las bandas fascistas. Esto se expresó en la declaración del Grupo de los 8, en marzo del 74’. Confundía así lo que era aprovechar los resquicios legales que daba la salida electoral y la confianza que tenían las masas en ella, con una defensa irrestricta del régimen sin importar la dominación de clase y adaptándose a la misma.
El proletariado había mostrado de sobra disposición para la lucha y defensa de sus conquistas. Las que no estuvieron a la altura fueron las direcciones, la entrega sin dar ninguna pelea del gobierno provincial a los sectores más reaccionarios fue un duro golpe para los trabajadores y el movimiento. No se trata de hacer un análisis de que hubiera hecho cada uno por si sólo en los sectores que influenciaba (que de por sí sólo tampoco hubiera alcanzado). Lo importante a nuestro entender pasaba por buscar la coordinación y la unidad entre los trabajadores combativos, para preparar la autodefensa, germen de milicias y el nuevo orden.
La lucha de estrategias es fundamental para poder analizar el último periodo revolucionario en nuestro país, y nuestra corriente, el PTS busca bucear en ese periodo para que los revolucionarios lleguemos preparados a los nuevos combates que enfrente nuestra clase. También lo hace nuestra corriente internacional, como por ejemplo en Chile estudiando los Cordones Industriales, en Brasil con el ascenso de los metalúrgicos del ABC paulista a fines de los `70 que dio surgimiento a la CUT y el PT o los distintos procesos revolucionarios que protagonizaron los mineros bolivianos.
Más allá de las profundas diferencias estratégicas y los errores que puedan haber cometido reivindicamos toda la generación de luchadores. Seguimos peleando por el juicio y castigo a los asesinos y torturadores. Algunos miembros del gobierno actual son acusados de haber participado de este movimiento, entre ellos algunos testigos señalan al propio gobernador, también a sus cómplices civiles, los empresarios que se enriquecieron con la dictadura y siguen haciendo negocios siendo parte de los “dueños de Córdoba”.
Los enfrentamos junto a los trabajadores y la juventud que tras años de terror y derrotas vuelven a organizarse y pelear. Las fuerzas fundamentales están, ya no se aceptan mansamente los despidos y vemos las ocupaciones de fábricas. Se empiezan a organizar contra el código de faltas y la represión policial, miles de jóvenes de la universidad junto a los pibes de los barrios.
Seguimos peleando por la Revolución Obrera y Socialista que termine con la explotación y la miseria, con la concentración de la tierra en pocas manos y el monocultivo, con la precarización laboral, con un sistema que no tiene más que ofrecerle a la juventud que mano dura y represión.
La Revolución nuevamente se elevara de nuevo hacia lo alto.


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